Se terminó la ilusión. Argentina cayó sin atenuantes frente a una Alemania práctica, contundente y efectiva. Nuevamente nos quedamos afuera de un Mundial en Cuartos de final sin alcanzar, al menos, estar entre las cuatro mejores selecciones del mundo.
¿En qué se falló? En varios aspectos. La designación de Maradona al frente de la selección es uno de ellos. Más allá de su notable trayectoria, talento y títulos a lo largo de su carrera no sirven como currículum para ser entrenador de la selección, más teniendo en cuenta que jamás hizo el curso de director técnico.
La famosa “generación del 86” que quería impulsar tampoco funcionó. Es evidente que Bilardo fracasó en su función de coordinador general de la selección y sería conveniente que para el bien del fútbol argentino renuncie. Algo poco probable para alguien que no conoce el significado de la dignidad, el Fair Play y el juego limpio.
Sin embargo, seguramente se buscarán culpables, como sucedió en Italia 90 cuando los argentinos responsabilizamos a Codesal Méndez por ese dudoso penal en la final justamente frente a Alemania. En el 94 la “culpa” fue de la FIFA y su conspiración por el doping positivo de Maradona frente a Nigeria cuando “le cortaron las piernas”. Los ejemplos sobran, pero hay algo en común que sigue faltando: la autocrítica.
¿Alguna vez jugaremos sin creernos los mejores antes de tiempo? ¿Aprenderemos a ser más humildes dentro y fuera de la cancha? ¿No daremos cuenta que finalmente no somos tan buenos como creemos?
Seguramente Julio Grondona seguirá en su cargo de Presidente de la AFA y muy poco cambiará. Habrá cambio de técnico (o no) y se dirá que “todo pasa”, como sugiere Don Julio. Desde 1986 que no se gana un Mundial y 20 años sin estar entre los mejores. ¿Habrá cambios? Esperemos que esta vez aprendamos la lección, sino la seguiremos teniendo adentro…
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